Cuando hablamos de excelencia nos referimos a la capacidad que una empresa o negocio puede tener a la hora tanto de satisfacer las expectativas y necesidades de los clientes o socios como de cumplir con todos los requisitos legales, éticos y económicos que le sean aplicables.

Podemos decir que la excelencia se alcanza a través de una gestión eficaz, un uso eficiente de los recursos disponibles, la optimización de los procesos así como la inquietud de estar siempre innovando y buscando nuevas maneras de mejorar.

Sin embargo, no existe una fórmula mágica que nos asegure el éxito y la excelencia. Cada caso tiene su contexto y situación particular que puede requerir determinadas acciones que, en otros casos, no podrían aplicarse.

No obstante, existen algunas estrategias empresariales generales que pueden ayudar a cualquier empresa a mejorar su desempeño y a diferenciarse de la competencia.

En este artículo, vamos a explorar algunas de estas estrategias, basadas en las mejores prácticas y en los modelos de referencia más reconocidos en el ámbito de la excelencia empresarial.

Estrategias Para Desarrollar Una Cultura de Excelencia

A diferencia de la búsqueda por el éxito, que puede ser más subjetiva, si tenemos como objetivo la excelencia, la idea está más clara sin importar a qué se dedique la empresa. Queremos que los clientes queden asombrados por la calidad de los productos y del servicio,  el camino más sencillo hacia un servicio exterior superlativo es teniendo internamente los asuntos en orden. A continuación veremos como la combinación de ambos nos llevará por el buen camino.

1.   Optimización de recursos

Antes de pensar en adoptar nuevas herramientas o implementar nuevos métodos, debemos intentar hacer que aquellos recursos de los que ya disponemos estén siendo utilizados de la manera más eficaz.

La optimización de recursos puede ayudar a una empresa a alcanzar la excelencia reduciendo el despilfarro y maximizando la eficiencia, lo que permite ahorrar costes, aumentar la productividad, mejorar la calidad y aumentar la satisfacción del cliente.

Implica asignar estratégicamente los recursos a las actividades adecuadas en el momento oportuno, eliminar las ineficiencias y racionalizar las operaciones para mejorar la productividad. De este modo, se pueden fabricar productos y servicios de alta calidad, entregarlos a tiempo y dentro del presupuesto, y mantenerse a la cabeza de la competencia.

Una vez que tenemos todos los recursos y procesos aceitados y funcionando de la mejor manera posible es hora de pensar de qué manera podemos conseguir mejorar aún más. En el siguiente punto hablaremos de cómo estar al día de la tecnología nos puede ayudar en este sentido.

2.   Utiliza herramientas novedosas

Nuestra empresa puede funcionar de manera correcta con los recursos de los que dispone si se utilizan de forma eficaz. No obstante, la excelencia significa dar un paso más allá para conseguir darles a los clientes ese extra que hará que nuestro negocio destaque.

Afortunadamente, vivimos en una época donde la tecnología está en constante evolución y podemos aprovechar esta situación a nuestro beneficio para implementar herramientas innovadoras para estar a la vanguardia del mercado y ofrecer un servicio distinto.

La última tecnología que ha llegado para revolucionar el mercado ha sido la inteligencia artificial. Sobre todo, en el Marketing de Contenidos podemos aprovechar muy bien estas nuevas herramientas para ser más productivos y efectivos.

Podemos encontrarla aplicada a todo tipo de actividades, desde IA para reescribir textos hasta para el análisis de resultados y comportamientos de los clientes.

Hay muchas herramientas digitales que, a través de la IA, nos ayudan a ser más eficaces y productivos. Puede ser la automatización de tareas, el análisis e interpretación de datos o la optimización de la colaboración y atención al cliente.

Se trata de encontrar aquellas herramientas que  pueden asistir y hacer mejorar nuestra empresa y considerar cómo aplicarlas puede optimizar sustancialmente la manera de trabajar actual.

3.   Orientación al cliente

Una de las partes básicas del proceso de compra-venta son los clientes. Sin un público al que ofrecer y que consuma nuestros productos o servicios, no hay empresa que pueda sobrevivir. Sin embargo, debido a la fuerte competencia que encontramos en la actualidad, un producto de calidad o necesario ya puede no ser suficiente.

Los clientes no se contentan más con un buen producto, quieren que su experiencia previa, durante y post venta sea satisfactoria, cómoda y sencilla. Por tanto, como empresa que quiere alcanzar la excelencia, debemos asegurarnos de que todo el proceso de compra sea tal y cómo los clientes quieren o incluso mejor.

Ponernos en su lugar es la mejor opción. Todos realizamos compras dentro y fuera de internet y tenemos un concepto de lo que es un proceso de compra sencillo y eficaz. Basándonos en eso, debemos analizar las opciones e intentar hacer que el nuestro también lo sea.

Si queremos alcanzar la excelencia, tenemos que adelantarnos a las necesidades de los clientes y darles lo que ni ellos aún saben que quieren. De este modo todos salimos ganando: los clientes estarán contentos y nosotros conseguiremos aumentar las ventas y la satisfacción.

4.   Motivación

Puede parecer que la motivación, al no ser tangible ni algo que genere beneficios directos, puede no ser un aspecto importante. En realidad es todo lo contrario, si queremos alcanzar la excelencia empresarial, lo primero que debemos asegurarnos es que todos los implicados estén motivados y con ganas de alcanzar el objetivo común.

Una plantilla motivada y comprometida, en primer lugar, estará más propensa a esforzarse más y dar un extra para llegar al objetivo. Esto quiere decir que la productividad y eficiencia se verá directamente afectada por sus ganas.

Por otro lado, si los trabajadores tienen un objetivo y fin con su trabajo que se ve premiado, ya sea monetariamente o en forma de valoración, se enorgullecen de él y buscarán mejorar y superarse día a día y justamente de esto se trata la excelencia.

La motivación y actitud positiva también es contagiosa. Puede extenderse por toda la empresa, creando un entorno de trabajo positivo que fomenta la colaboración, el trabajo en equipo y el compromiso con la excelencia.

Por lo tanto, es importante que las empresas den prioridad a la motivación de los empleados ofreciéndoles reconocimiento, recompensas, oportunidades de crecimiento y desarrollo y un entorno de trabajo propicio que valore y respete a sus empleados.

5.   Política y estrategia clara

Si queremos que toda nuestra empresa reme hacia la misma dirección con destino la excelencia, debemos ser transparentes y poner todas las cartas sobre la mesa. Si la estrategia y los planes no están claros, solo puede llevar a la confusión y, en última instancia, a que nuestros objetivos de excelencia se queden truncos.

Una política y una estrategia empresariales claras, proporcionando dirección, claridad y coherencia en todos los aspectos del negocio ayuda a los empleados a comprender sus funciones y responsabilidades, orienta a todos hacia objetivos comunes y garantiza que las decisiones se tomen sobre la base de principios bien definidos.

Esto lleva de forma directa a tener acciones y operaciones más eficientes, una mejor comunicación y una mayor satisfacción del cliente, lo que en última instancia se traduce en una mayor rentabilidad y éxito, que es lo que buscamos con la excelencia.

Al contar con una política y una estrategia claras, nos aseguramos de que todo el mundo trabaja por los mismos objetivos, eliminando, así, posibles confusiones y despistes. También ayuda a garantizar que las decisiones se toman de acuerdo con los objetivos y valores generales de la empresa, lo que puede mejorar la calidad de la toma de decisiones y reducir el riesgo de errores costosos.

6.   Análisis de resultados

Mirar hacia el futuro y los objetivos a cumplir es el primer instinto de aquellas personas que están en búsqueda de la excelencia. Sin embargo, no podemos ignorar o, al menos, no prestar atención a lo que está sucediendo y ha sucedido para llegar al punto actual.

No pararse a analizar la situación y el rumbo que se está tomando puede ser peligroso ya que podemos encontrarnos con problemas que ya va a ser demasiado tarde para solucionar.

El análisis y estudio de resultados nos proporciona información sobre las áreas que necesitan mejoras, nos ayuda a identificar oportunidades de crecimiento y, sobre todo, a medir el progreso hacia los objetivos.

Con esta información, podemos tomar decisiones basadas en la realidad sobre dónde asignar los recursos, cómo ajustar los procesos y qué cambios hacer para mejorar el rendimiento. Además, el análisis de resultados puede ayudar a las empresas a medir la eficacia de esfuerzos anteriores y determinar si sus estrategias están produciendo los resultados deseados.

Si queremos alcanzar la excelencia, debemos estar pendientes de lo que está sucediendo, no olvidar cómo hemos llegado hasta este punto y, a la vez, pensar como hacer para mejorar de cara al futuro. Analizar los datos nos ayudará en todas estas tareas.

Proceso progresivo

No debemos ver la excelencia como una obsesión, sino como un objetivo más. Se trata de un proceso lento y progresivo, que está compuesto por muchas acciones distintas que, en suma, nos ayudarán a llegar a nuestro destino.

Estas estrategias empresariales son solo una parte de todo lo que se puede hacer para hacer que nuestra empresa llegue al lugar que se merece, hay mucho trabajo por delante. Pero, como también hemos visto en este artículo, la motivación nos ayudará a no bajar los brazos.